La impresión 3D de metales emplea métodos de vanguardia como DMLS, SLM y Binder Jetting para transformar diseños digitales en piezas metálicas duraderas e intrincadas con una precisión notable.
Sinterización directa de metales por láser (DMLS)
El DMLS, una de las técnicas más utilizadas, emplea un láser de alta potencia para fusionar selectivamente finas capas de polvo metálico. Cada capa se construye con extrema precisión, a menudo 20-60 micras de espesor, lo que da lugar a componentes densos y duraderos adecuados para aplicaciones aeroespaciales, automovilísticas y médicas.
Fusión selectiva por láser (SLM)
Similar al DMLS pero con fusión completa de las partículas metálicas, el SLM produce piezas con propiedades mecánicas equivalentes o a veces superiores a las de los metales forjados. Es ideal para componentes estructurales que requieren gran solidez y resistencia a la fatiga.
Fusión por haz de electrones (EBM)
Al utilizar un haz de electrones en lugar de un láser, la EBM funciona en el vacío, lo que reduce la oxidación y la hace perfecta para metales reactivos como el titanio. Este método es habitual en implantes ortopédicos y aeroespaciales, donde la pureza del material es fundamental.
Chorro de ligante metálico
En este proceso, un agente aglutinante "imprime" la pieza capa a capa utilizando polvo metálico, seguido de la sinterización en un horno. La inyección de aglutinante es más rápida que la mayoría de los métodos basados en láser, lo que la hace atractiva para la producción de grandes volúmenes.
¿Cuáles son las ventajas de la impresión 3D en metal?
La impresión metálica en 3D ofrece una libertad de diseño inigualable, una producción rápida y una resistencia excepcional, lo que la convierte en un elemento revolucionario para la fabricación moderna.
Libertad de diseño sin límites
La fabricación tradicional suele restringir la geometría debido a las limitaciones de las herramientas. La impresión 3D en metal elimina estas barreras y permite crear canales internos, estructuras reticulares y curvas complejas en un solo diseño que antes eran imposibles.
Ligereza sin comprometer la resistencia
Si se optimizan los diseños con patrones reticulares, se puede reducir el peso hasta en un 60% conservando o incluso mejorando la integridad estructural. Esto es especialmente valioso en los sectores aeroespacial y automovilístico, donde cada gramo cuenta.
De la creación de prototipos a la producción, más rápido
La impresión metálica en 3D acorta considerablemente los plazos de desarrollo. Un prototipo funcional que podría tardar entre 6 y 8 semanas con el mecanizado tradicional puede fabricarse en solo 7-10 días, lo que acelera el lanzamiento de productos y reduce los costes de I+D.
Eficiencia material
Los métodos sustractivos suelen desperdiciar grandes cantidades de material. La fabricación aditiva de metales utiliza hasta 90% del polvo de material en la pieza final, lo que reduce los costes y el impacto medioambiental.
Fabricación a la carta
Las empresas pueden imprimir piezas cuando las necesitan, lo que minimiza los costes de almacenamiento y reduce el tiempo de inactividad por interrupciones en la cadena de suministro, una ventaja que muchas empresas descubrieron durante los recientes retos logísticos mundiales.